El filo de la katana cortaba el aire con movimientos fluidos. A cada movimiento, segaba una vida. A cada corte, un chorro de sangre emanaba del cuerpo de mi enemigo, manchando tanto mi arma como mi armadura del líquido mortecino. El viento llevaría el olor a sangre durante varios meses.
Los cuerpos inertes, víctimas del filo de mi arma, caían a mi alrededor. Ya no importaba si eran aliados o enemigos. Tan sólo importaba mi katana, manchada por el líquido rojo de la muerte. La furia me invadía, nublando mis sentidos.
Miré a los ojos a los hombres que había a mi alrededor. Sus ojos reflejaban el miedo que sentían, paralizando sus cuerpos. Parecía como si estuvieran esperando morir. Pronto se cumpliría su deseo, en el momento en el que sentirían el gélido tacto del metal.
La lluvia comenzó a caer, al tiempo que el último de los hombres caía, en un vano intento de eliminar todo rastro de la sangrienta batalla que momentos antes había acontecido. En tan feroz contienda solo hubo un superviviente, aquel al que pronto llamarían el dios de la muerte.
miércoles, 21 de enero de 2009
El diós de la muerte
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2 comentarios:
Muy lindo leoncito.
Sábes que adoro tus historias, también sabes que soy de reviews cortos xD
Espero con ansias que lo continúes, quiero saber que ocurre con tu samurai.
¡Hola Leoncito!
Acabo de imaginarme lo que has escrito y dudo dormir esta noche pero bueno, seguro que sabes que me ha encantado, como siempre.
De todas maneras, sigue escribiendo, eres mi ídolo. xD
Saludos,
Milkie.
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