Idea surgida de mezclar neuronas y alcohol barato.
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Noche cerrada. Un local de mala muerte y peor música. Un hombre apoyado en la barra, la cara oculta tras los brazos y apretando una botella vacía con la mano, blandiéndola cual espada contra la conciencia.
Él se lleva el cristal a la boca. Cuando el cuello de la botella llega a sus labios se da cuenta de que no queda nada. Ruge, llamando al camarero. Éste se niega. "Sin dinero no hay alcochol" rie. "Y tú ya has bebido bastante", añade. El hombre lo maldice, arrastrando en su camino a la salida la botella vacía y la conciencia muerta.
Antes de salir se cruza con la causa de todos tus problemas, encerrados en el cuerpo de una mujer. Ella le grita, asegurando estar preocupada. Rie, pues ya sabe la verdad. ¿Preocupada? Y una mierda. Su amante ya se preocupó de ello.
Trata de irse, pero ella no le deja. La grita, se lo echa todo a la cara. Y lo niega. Vuelve a decírselo. Que les ha visto juntos. Y sigue negándolo. "Seguirás mintiendo siempre", dice. Y antes de que responda, termina con esta falacia. Los restos de la botella se mezclan con la sangre. Y él se va con la conciencia tranquila.
lunes, 11 de octubre de 2010
Conciencia tranquila
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