martes, 28 de febrero de 2012

No es buena idea desayunar huevos de dragón

La biblioteca de mi universidad celebra un concurso de microrelatos, 200 euros le dan al ganador. Me lancé a escribir sin leer las bases y resulta que... tienen que estar basados en la biblioteca xD.

Así que aquí me encuentro, con un relato de 150 palabras. Clavadas. "¿Y qué hago con esto? Pues al blog". Incluso me planteé organizar un concurso, pero... ¿Para qué, si nadie lo lee?

Pues ala, que esto dura menos que lo que se tarda en pelar una pipa.
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Estaba oscuro. Sólo un punto brillante en la lejanía. El eco de sus pasos, una gota de agua cayendo eran su única compañía. Un rugido ensordecedor, una lengua de fuego y él volvía a correr. No quería repetir la experiencia. El aliento de dragón aún le inundaba la nariz. Las dragonas tienen poca paciencia cuando se trata de sus huevos, y aquella menos. No atendía a razones.

—Le dije a mi señor que era imposible desayunar huevos de dragón—maldijo—, pero no me escuchó.

La cueva se volvía estrecha por momentos. Gateó hasta que le fue imposible, no había suelo bajo sus pies. Tenía que trepar si quería vivir. La dragona se puso de pie. La nueva lengua de fuego le lamió el cuerpo, la llamarada lo abrazó. Él cayó al fondo, su carne quemada hasta los huesos. A la dragona le gustaba cocinar sus presas en su estómago.

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